Este poema, escrito por Miguel Otero Silva en 1971, muestra, de forma creativa y amena, las distintas marcas de whisky que consume el venezolano, mientras a la vez es una ingeniosa dedicatoria al autor Juvenal Herrera.
Este poema, escrito por Miguel Otero Silva en 1971, muestra, de forma creativa y amena, las distintas marcas de whisky que consume el venezolano, mientras a la vez es una ingeniosa dedicatoria al autor Juvenal Herrera.